Los errores más comunes del bad branding y cómo evitarlos efectivamente

Introducción a los problemas frecuentes en la mala gestión de marca

En el mundo competitivo del marketing y la comunicación visual, el branding juega un papel fundamental para el éxito de cualquier negocio o proyecto. Sin embargo, muchas empresas cometen fallos que pueden afectar gravemente su imagen y percepción ante el público. Estos errores en la construcción y manejo de la marca, conocidos como bad branding, son más comunes de lo que parece y pueden ser muy perjudiciales si no se corrigen a tiempo.

Desde mi experiencia como ilustrador profesional, he tenido la oportunidad de trabajar con múltiples clientes que enfrentaban problemas relacionados con una identidad visual mal definida o incoherente. Por ejemplo, uno de mis clientes tenía un logotipo que no reflejaba la esencia de su empresa, lo que causaba confusión entre sus consumidores. A través de una revisión profunda y un rediseño estratégico, logramos corregir esa falla y mejorar notablemente su posicionamiento.

En este artículo, exploraremos las fallas más habituales en el branding y cómo evitarlas con tácticas claras y prácticas. Además, compartiré algunos consejos útiles para quienes buscan fortalecer su imagen de marca desde una perspectiva profesional y creativa.

Falta de coherencia visual y verbal: el enemigo silencioso

Uno de los errores más recurrentes en la gestión de marca es la incoherencia entre los elementos visuales y el mensaje que se quiere transmitir. Esto ocurre cuando los colores, tipografías, logotipos, y el tono de comunicación no están alineados, generando confusión en el público y disminuyendo la confianza en la marca.

Por ejemplo, si una empresa quiere proyectar una imagen moderna y tecnológica pero utiliza una paleta de colores anticuada y una tipografía poco legible, el mensaje pierde fuerza. Como ilustrador, he visto cómo la falta de un manual de identidad corporativa provoca que diferentes piezas gráficas se vean desconectadas y poco profesionales.

Para evitar este problema, recomiendo:

  • Crear un manual de marca detallado que incluya paleta de colores, tipografías, estilos de ilustración y tono de comunicación.
  • Asegurarse de que todos los materiales publicitarios y digitales sigan estas guías al pie de la letra.
  • Realizar auditorías periódicas para detectar y corregir inconsistencias.

Ignorar la importancia del público objetivo en el diseño de la marca

Otro fallo frecuente es no tener en cuenta al público objetivo al momento de diseñar la identidad visual. La marca debe hablar directamente a las necesidades, gustos y expectativas de sus consumidores. Si se crea una imagen que no conecta con ellos, la estrategia será ineficaz.

En varias ocasiones, he trabajado con startups que querían un diseño muy sofisticado para un público joven y dinámico, pero terminaban con una estética demasiado formal o clásica. Esto generaba una desconexión evidente. La clave está en investigar y conocer bien a quién se dirige la marca.

Para evitar este desliz, sugiero:

  • Realizar investigación de mercado para entender los perfiles y preferencias del público.
  • Involucrar a los clientes en procesos de feedback durante el desarrollo del branding.
  • Adaptar el lenguaje visual y verbal según el segmento al que se quiere llegar.

Subestimar el poder del storytelling en la construcción de marca

La narrativa o storytelling es una herramienta esencial para crear una conexión emocional con los consumidores. Muchas marcas fallan porque no cuentan una historia clara o auténtica que explique su propósito y valores.

Recuerdo un proyecto donde el cliente tenía una marca con un diseño atractivo pero sin una historia detrás. Esto dificultaba que los usuarios recordaran la marca o se sintieran identificados. Trabajamos en definir una narrativa que transmitiera la misión y visión, lo que fortaleció la imagen y fidelizó clientes.

Para implementar un storytelling efectivo, es recomendable:

  • Definir la misión, visión y valores de la marca con claridad.
  • Crear contenido que refleje estas ideas de forma coherente en todos los canales.
  • Usar ilustraciones y diseños que refuercen la historia y el mensaje central.
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Desatender la adaptabilidad y consistencia en diferentes plataformas

En la era digital, una marca debe ser versátil y consistente en múltiples formatos y dispositivos. Un error común es diseñar un logotipo o identidad que funciona bien en impresión pero no se adapta a redes sociales, sitios web o aplicaciones móviles.

He tenido clientes que presentaban logotipos muy detallados y complejos, que perdían legibilidad al reducirse para un icono o avatar. La solución fue simplificar el diseño y crear versiones alternativas para distintos usos.

Para asegurar esta adaptabilidad:

  • Diseñar un logotipo responsive que mantenga su esencia en diferentes tamaños.
  • Probar cómo se ve la marca en distintos dispositivos y medios antes de su lanzamiento.
  • Crear versiones alternativas para fondos claros y oscuros.

Ignorar la importancia del feedback y la evolución constante

Una marca no es un elemento estático; debe evolucionar con el tiempo para mantenerse relevante. Sin embargo, muchas empresas se resisten a escuchar opiniones externas o adaptar su branding cuando el mercado cambia.

En mi experiencia, la retroalimentación de clientes y usuarios es invaluable para identificar puntos débiles en la identidad visual y mejorarla. En un caso particular, tras recibir comentarios negativos sobre la dificultad para reconocer un logo, propusimos una actualización que simplificó la forma y aumentó su impacto visual.

Para fomentar esta evolución saludable, recomiendo:

  • Implementar canales de feedback con clientes y colaboradores.
  • Realizar revisiones periódicas del branding para detectar áreas de mejora.
  • No temer a hacer ajustes que mantengan la frescura y relevancia de la marca.

Confundir identidad de marca con publicidad o promociones

Un error frecuente es considerar que la identidad de marca es sinónimo de publicidad o promociones. En realidad, el branding abarca mucho más: es la personalidad, la percepción y la experiencia que el cliente tiene con la empresa.

He visto casos donde las campañas promocionales eran muy agresivas y cambiaban constantemente, lo que generaba una imagen dispersa y poco sólida. La marca debe tener una base estable y coherente, mientras que la publicidad es un vehículo para comunicar mensajes específicos.

Para evitar esta confusión, aconsejo:

  • Distinguir claramente entre identidad de marca y campañas publicitarias.
  • Construir una identidad sólida antes de lanzar promociones.
  • Utilizar la publicidad para reforzar, no para reemplazar, la imagen de marca.

Falta de inversión en diseño profesional y asesoría especializada

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Finalmente, uno de los errores más perjudiciales es no invertir en un diseño profesional y asesoría adecuada. Muchas empresas intentan crear su marca con recursos limitados o sin la guía de expertos, lo que puede resultar en una imagen poco atractiva o poco funcional.

Como ilustrador y diseñador, siempre recomiendo destinar un presupuesto razonable para el desarrollo del branding. Un buen diseño no solo mejora la percepción, sino que también ahorra costos a largo plazo al evitar rehacer materiales o corregir errores.

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Algunas recomendaciones para no caer en esta trampa son:

  • Buscar profesionales con experiencia y portafolio comprobado.
  • Valorar la calidad y coherencia sobre el costo inmediato.
  • Considerar el branding como una inversión estratégica, no un gasto.
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