Errores comunes en archivos para impresión que debes evitar

Principales fallos en archivos digitales que afectan la calidad de impresión

Cuando trabajamos en proyectos de impresión, es fundamental tener en cuenta que un archivo mal preparado puede arruinar el resultado final. Desde mi experiencia como ilustrador profesional, he notado que muchos clientes suelen cometer errores básicos que podrían evitarse fácilmente con una revisión adecuada. Por ejemplo, uno de los problemas más frecuentes es la resolución insuficiente. Archivos con imágenes de baja calidad o con 72 dpi (píxeles por pulgada) generan impresiones borrosas y poco profesionales. Para obtener una impresión nítida, siempre recomiendo trabajar con una resolución mínima de 300 dpi.

Otro fallo habitual es la utilización incorrecta de los perfiles de color. Muchos diseñadores o clientes envían archivos en formato RGB, que está pensado para pantallas, en lugar de CMYK, que es el estándar para impresión. Esto provoca que los colores impresos no coincidan con lo que se ve en pantalla, generando una sorpresa desagradable. Por eso, siempre sugiero convertir el archivo a CMYK antes de enviarlo a imprenta, y realizar pruebas de color cuando sea posible.

En resumen, los principales inconvenientes en los archivos para impresión que afectan la calidad final son la baja resolución y la gestión incorrecta del color. Evitar estos problemas es el primer paso para asegurar un producto impreso profesional y atractivo.

Configuración incorrecta de sangrados y márgenes

Un error muy común que he detectado en numerosos proyectos es la ausencia o mala configuración del sangrado en los archivos para impresión. El sangrado es un área extra alrededor del diseño que se extiende más allá del borde de corte para evitar bordes blancos no deseados cuando el papel es recortado. Si el archivo no incluye sangrado, o este es insuficiente, el resultado puede ser una impresión con bordes irregulares o zonas sin tinta.

Generalmente, las imprentas solicitan un sangrado de al menos 3 mm en todos los lados. En una ocasión, un cliente me envió un cartel sin sangrado y tuvimos que rehacer todo el diseño para evitar que se notaran los bordes blancos. Para prevenir estos inconvenientes, recomiendo siempre preparar los archivos con sangrado desde el inicio, y revisar las especificaciones que exige la imprenta.

Además, los márgenes internos son igualmente importantes para evitar que elementos esenciales queden demasiado cerca del borde y puedan ser cortados o no visibles. Mantener un margen de seguridad adecuado garantiza que el contenido importante esté protegido y se vea correctamente en el producto final.

Uso incorrecto de fuentes tipográficas y problemas de texto

Otro aspecto crucial que puede complicar la impresión es el manejo de las fuentes tipográficas. A menudo, los archivos enviados a imprenta contienen fuentes no incrustadas o no convertidas a curvas, lo que puede generar sustituciones no deseadas o errores en la impresión. He tenido clientes que, por no convertir sus textos a curvas, recibieron impresiones con tipografías cambiadas, lo que afectó gravemente la identidad visual de su marca.

Mi consejo profesional es siempre convertir el texto a curvas (o contornos) antes de enviar el archivo. De esta forma, se elimina la dependencia de fuentes externas y se asegura que el texto se imprima tal cual fue diseñado. Además, esto evita problemas con caracteres especiales o fuentes poco comunes que la imprenta pueda no tener instaladas.

También es fundamental revisar el espaciado, interlineado y tamaño de letra para garantizar una legibilidad óptima en el producto final. Evitar textos demasiado pequeños o con poca separación evita que el mensaje se pierda en la impresión.

Formatos de archivo inapropiados y su impacto en la impresión

El formato en que se guarda y envía el archivo es determinante para la calidad y facilidad de impresión. Archivos en formatos como JPEG o PNG pueden ser útiles para visualización digital, pero no siempre son los más adecuados para impresión profesional. Estos formatos suelen ser comprimidos y perder calidad, especialmente si se usan varias veces para editar y guardar.

En cambio, formatos como PDF, TIFF o EPS son los más recomendados para impresión porque mantienen la calidad y permiten incluir elementos vectoriales, que se pueden escalar sin perder definición. En mi experiencia, los archivos PDF con todas las fuentes incrustadas y con sangrados incluidos son los que ofrecen menos problemas en la imprenta.

Un error frecuente es enviar archivos en formatos nativos de programas como Photoshop (.PSD) o Illustrator (.AI) sin exportar a un formato compatible con la imprenta. Esto puede generar incompatibilidades o requerir ajustes adicionales que retrasan el proceso.

Falta de revisión y pruebas antes de enviar a imprenta

Uno de los pasos más olvidados, y sin embargo vital, es la revisión exhaustiva del archivo antes de enviarlo a impresión. Revisar ortografía, colores, alineaciones, y la correcta inclusión de todos los elementos es imprescindible para evitar sorpresas desagradables. En varias ocasiones, clientes me han pedido imprimir grandes tiradas de material con errores tipográficos o imágenes mal colocadas que podrían haberse corregido con una simple revisión.

Además, recomiendo realizar pruebas de impresión o imprimir un ejemplar de muestra. Esto permite verificar que los colores, el tamaño y la calidad sean los esperados. Como ilustrador, he aprendido que una prueba previa puede ahorrar mucho tiempo y dinero, evitando que un error pequeño se multiplique en cientos o miles de copias.

También es importante asegurarse de que los archivos enviados coincidan exactamente con las especificaciones solicitadas por la imprenta, como dimensiones, formato, y perfiles de color.

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Confusión entre imágenes rasterizadas y vectoriales

Entender la diferencia entre imágenes rasterizadas y vectoriales es fundamental para preparar archivos adecuados para impresión. Las imágenes rasterizadas están compuestas por píxeles y pueden perder calidad al ampliarse, mientras que las vectoriales están formadas por fórmulas matemáticas que permiten escalarlas sin pérdida.

Un error muy común es utilizar imágenes rasterizadas en tamaños grandes sin la resolución adecuada, lo que provoca una impresión pixelada o borrosa. En cambio, los logotipos, textos y gráficos simples deben crearse en formato vectorial para garantizar una calidad perfecta sin importar el tamaño.

En mi trabajo, siempre insisto con los clientes en que me proporcionen los logotipos en formato vectorial (como .AI o .EPS) para evitar problemas de calidad. Cuando no es posible, busco imágenes de alta resolución y aplico técnicas de mejora, pero esto no siempre es suficiente para resultados óptimos.

Omisión de sangrados para elementos de fondo y colores sólidos

En muchas ocasiones, los archivos para impresión carecen de sangrados adecuados especialmente en elementos que tienen fondos de color sólido o imágenes que llegan hasta el borde. Esto genera que, al momento del corte, puedan quedar bordes blancos o zonas sin tinta que afectan la estética del producto.

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He visto casos en los que clientes enviaron archivos con fondos que no se extendían más allá del borde de corte, lo que provocó un acabado poco profesional y la necesidad de reimprimir el material. Para evitar esto, siempre recomiendo extender cualquier elemento que toque el borde del diseño al menos 3 mm más allá del área final, garantizando así un corte limpio.

Es importante destacar que esta práctica no solo mejora la apariencia sino que también compensa posibles desviaciones mínimas durante el proceso de corte, evitando que el producto final tenga imperfecciones.

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